El pasado 29 de niviembre de 2013, tuve el placer de inaugurar en las salas del Museo Histórico Municipal de mi ciudad, Écija, un proyecto en el que trabajé intensamente y en el que me apetecia mucho experimentar: trasladar mi obra a otro soporte, la cerámica. Esta experiencia ha sido gracias a la colaboración de mis buenos amigos José Gómez Fombella y Lola Freire de Cerámicas Fombella en Sevilla. La idea de trasladar mi obra a estos nuevos soportes, conlleva a nuevas interpretaciones y sobretodo conocimientos desde el más sincero respeto al duro, lento y paciente oficio del ceramista. La exposición que se presenta enseña desde lo más profundo a lo más intimo desde el punto de vista en el que se situá este artista o pintor que no tiene otra labor que otra que “aprender”. Dividida en tres bloques principales en los que nos encontraremos “el taller”, “Óleos y cartones”, que es, el estomago del dragón, el germen de todo, muestra el origen...las obras originales que sirven de modelo a este proyecto, vuelven a existir incluso se reinventan, se sienten protagonistas de esa historia que siempre lo fueron, conversan con los cartones, esos bocetos con sus correcciones y faltas que presentan el resultado final que se expone en la tercera sala “Cerámico”. Compuesta de una serie de azulejos y platos, breve pero intensa, dulce pero amarga en el que el fuego como aglutinante da el culmen y reivindica la experiencia de esta “bendita locura” de crear un mundo con nuevos elementos y técnicas. Quiero agradecer a todos los asistentes a la muestra, y muy especialmente a mis amigos,compañeros Miguel Caiceo, José Luis Jiménez Sánchez-Malo y a Fernando Martín Sanjuan por sus maravillosos textos que complementan esta exposición.
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